lunes, 7 de julio de 2008

Mientras duermes...

Oigo las gotas que, mientras te arrullo,
Se estrellan sin pudor en las ventanas;
Se ríen, se saludan entre hermanas,
Y terminan muriendo en un murmullo.

Tú sueñas un vergel de horas mundanas
en silencio, con mi silencio y el tuyo.
Sueñas con esa rosa, que aun capullo,
Murió sin dejar rastro hace semanas.

Te agitas en mis brazos y te estrecho
Ante el oscuro umbral del nuevo día.
Tus lágrimas resbalan por mi pecho

Y aspiro una vez más la sinfonía
Que, inconsciente, acompasa mi despecho
Al ver que ni soy tuyo ni tu mía.

jueves, 3 de julio de 2008

Ya muy lejos...

Ya lejos de tu invierno blanco y cruel,
del frío que provoca tu mirada.
Ya lejos de tus sábanas, tu almohada,
Del roce de tus labios por mi piel.

Ya lejos del compás de tus latidos
Que un día me arrullaron en tu pecho.
Ya lejos de tu blando, ardiente, lecho,
De un te quiero encerrado en tus gemidos.

Ya lejos del manto suave de nieve
Que alfombra tus helados movimientos.
Ya lejos del murmullo quedo y leve

De tu risa apagada por mil vientos.
Ya lejos, ya muy lejos, donde llueve
Por tu amor en lágrimas de ojos lentos.

sábado, 28 de junio de 2008

Aunque no estés... lo prometido es deuda

Hoy escuché tu voz en la mañana,
Un eco sordo que decía: “neno…”
Y es mi alma, que no sabe que no es bueno…
Que sangra sin saber que ella es humana…

Pensé en tu boca como en un veneno
En frasco de tibia porcelana.
Pensé en tus besos como la ventana
Que me muestra el camino al desenfreno.

Y a veces hasta creo que te miro…
Y a veces hasta siento que te toco…
Y a veces he pensado que respiro

Ese aroma de fresas… Pero al poco
Me despierto, me revuelvo, me estiro,
Y entiendo que no estás y que estoy loco.

sábado, 17 de mayo de 2008

El día de las letras galegas

O pazo da minha terra
non lo garda agre toxal.
Non confundas meu breñal
que se eleva alá na serra
cun morto esquecido "erial".

¡Oh, bidueiros! ¡Oh, carvallo!
dadme sombras en sendeiro
que quero ser o primeiro
que montado nun cabalo,
e a través de anchos xesteiros,
súbase para admiralo.

¡Oh pazo dá minha terra!
¡Oh breñal do meus amores!
Do primeiro marcho á serra
e do outro volvo con flores.

sábado, 26 de abril de 2008

Dos voces que se susurran
Dando gritos de silencio
Contenido y de amargura.
Una lágrima y un beso
Resbalan por tu mejilla,
Y en tus rojos labios tersos
Se adivina una sonrisa
Que estremece y que da miedo.
Una luz brilla en tus ojos,
Una imagen del recuerdo
Del día en que nos quisimos.
Te aprieto contra mi pecho,
Te cojo las blancas manos,
Te digo en el tono quedo
Del que se sabe vencido,
Que en el mundo de lo eterno
Un instante es una vida
Si te abrazo, si te siento.

domingo, 20 de abril de 2008

Ese gran piélago verde

Un inmenso mar de Vida,
Se dibuja en tonos verdes
De esmeralda bien pulida,
De esperanza y de deleites,
Frente a mi turbia mirada
Que antes miraba sin verte.
Aguzo el rapaz oído
Y el eco se escucha tenue
Del siseo de tus labios
Que murmuran quedamente
Entre dos luces. Sonríes
Mientras que soñando sientes
Que nuestras almas se tocan
Como se tocan a veces
Dos amarillentas hojas
Alzadas por el lebeche.
Me agazapo en el silencio,
Me atrinchero en el presente
Y, huyendo de mi pasado,
Un pasado que es de nieve,
Palpo a tientas un futuro
De amor, de vida y de muerte.
Un reflejo de tus ojos
Riela en mi alma que quiere
Decirte con voz callada
Que en las ondas, que en el leve
Suspirar del mar de plata,
Te ve, te toca y, a veces,
También creyó que podría,
¡Qué tonto iluso!, tenerte.
Embriagado de ese aroma
Que despides y que envuelve
La noche en sábanas blancas
De un raso suave que duele
Oigo el quedo golpeteo
En los cristales. Ya llueve.
Otra vez el mar eterno
Toma forma y se aparece
Y ya no estás en las olas,
Ni en la bruma, ni se mueven
Nuestras almas al compás
De ese gran piélago verde.

En Tres Cantos, 20 de abril de 2008

martes, 26 de febrero de 2008

No hasta que por fin me haya mordido. No hasta que la tibia sangre que fluye, somnolienta, por mis venas, se derrame junto a ella formando arroyos, qué digo, torrentes, de roja ira, y mi corazón, cansado de su monótono latir, estalle en mil pedazos ahogado por la angustia del día que pasa sin mirarme. Un día, la mirada fija allí donde imagino estarán sus ojos, claros y vidriosos, sin vida, me arrojaré entre sus brazos, al filo de mi navaja, que, dándome la muerte, me llevará al descanso infinito de la vida eterna. Hasta ese día, no seré libre.