Esta noche quizá vuelva a soñar contigo
y quizá también vuelva a tenerte entre mis brazos,
a besarte y a decirte en bajo que te quiero,
sin tapujos ni a escondidas ¡con arrojo!
El corazón en un puño y mi mano... ¡en rojo!
Sin embargo, no puedo conciliar el sueño
y eres tú quien no me deja,
¿acaso no deseas nuestro reencuentro?
¡Entonces déjame, sal de mi cabeza,
no me provoques con tu dulce sonrisa y mirada traviesa!
Mil noches ya he pasado en vela, cielo mío,
firmamento negro, oscuro, sin estrellas.
Mi ventana es ahora una ventana hacia la muerte
desde el mismo instante que soñé con nuestro amor.
Miro al suelo, tan profundo;
¡Dios, llévame de este mundo
y acaba con mi dolor!
martes, 25 de diciembre de 2007
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